La conocida como “Ley Trans” ha sido vital para seguir avanzando en los derechos de las personas LGTBI+, pero no, aún no es suficiente. Empezando porque ésta no incluye ni protege a las identidades de ese “+” como son las personas no binarias, asexuales, arrománticas, etc. Sin embargo, incluso los derechos ya conseguidos son cuestionados por especialistas en el tema, dejando claro su falta de empatía y comprensión por las personas a las que atienden.
El 19 de octubre en la Universidad de Deusto se celebró una jornada sobre la “Ley Trans” organizada por la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), al día siguiente veíamos en El Correo una noticia sobre la jornada que entrecomilla algunas declaraciones de tres personas vinculadas al organigrama del Gobierno Vasco.
En esas declaraciones se cuestiona que la familia asuma “con una facilidad pasmosa, por ejemplo el cambio de nombre. En Basurto no les cambiamos el nombre. Necesitamos coherencia.”, sin tener en cuenta el gran malestar que puede causar el uso de un nombre no deseado y señalando el deseo de elegir nuestros nombres como si fuese algo extraño cuando en un contexto diferente, como lo es elegir un mote entre tus amistades, se percibe como algo totalmente natural. Otra declaración muy impactante habla sobre la prohibición de “las terapias de conversión, incluso aunque el interesado dé su consentimiento”, terapias también conocidas como ECOSIEG (Esfuerzos de cambio o modificación de la orientación sexual, identidad o expresión de género) por ser inefectivas, dañinas y agravantes del estrés de la minoría. Éstas sólo perpetúan la LGTBIfobia. Por último, el uso de términos como “disforia de género”, pese a que la OMS ha desterrado esa terminología, es altamente significativo. Unido al resto de afirmaciones, supone un claro indicio de transfobia y descalifica a estos supuestos especialistas para que nos atiendan sin prejuicios.
Desde el Observatorio Vasco LGTBI+ queremos poner en valor, la importancia que para nuestro colectivo tiene, que desde las Instituciones Públicas, los colectivos sociales y los medios de comunicación, se celebren y publiciten los días que celebran nuestras identidades. Éstos sirven para visibilizar, concienciar y, en definitiva, naturalizar nuestra existencia, porque de lo que no se habla no existe. Por ejemplo, en el pasado mes de octubre, se han celebrado dos días y una semana, con escasa o nula repercusión:
11 de octubre Día para Salir del Armario
Del 23 al 29 de octubre Semana de la Concienciación Asexual
26 de octubre Día de la Visibilidad Intersex
Estas dos últimas celebraciones particularmente persiguen un objetivo: que se sepa que existimos y se nos deje de ver como desviaciones a las que “arreglar”, ya que tanto las personas asexuales como intersex seguimos siendo altamente cuestionadas sobre nuestra existencia y medicalizadas. La sociedad debería de responder ante estos días con un, te veo, te reconozco, te doy tu lugar. Actos como el celebrado en la Universidad de Deusto donde se habla de nosotras, sin nosotras, sólo sirven para mantener la brecha abierta e impedir el avance fluido de los derechos LGTBI+.